Y YO ME PREGUNTO: ¿PARA QUÉ SIRVEN LOS MEDIOS?

 

 

 

 

Texto: Agustín Llorca
Ilustración: Vale Lamat

 

 

 

 

Un medio conecta. Es lo que está justamente en el medio, tejiendo entre lo que pasa, quienes hacen y quienes se enteran. ¿Y quiénes son lxs que se enteran?, o mejor dicho ¿cuáles medios tienen más oportunidades de estar justamente entre medio de lo que pasa y quienes se enteran? Los que tienen más recursos económicos. Las consecuencias de una desequilibrada distribución de la riqueza son idénticas a las consecuencias de una desequilibrada distribución de la información. Un medio con más recursos económicos tiene más poder (léase herramientas de todo tipo) para mostrar a más personas y con más frecuencia lo que quiere que se vea o lo que quiere que se sepa o no se sepa, según sus intereses. Eso le pone un precio a la información, la mercantiliza; entonces, de esa forma quien la vende ejerce un poder de manipulación hacia quien la compra hasta tal punto que podemos llegar a comprar como necesario a fuerza de repetición, un escándalo de la farándula, un nuevo disco de reguetón misógino, un pase millonario de un jugador de fútbol o el tratamiento de una ley. Una de las herramientas que más usan los medios masivos que cuentan con grandes capitales es la propaganda y eso determina la llegada, o mejor dicho, marca la cancha donde el público consumidor de información puede sentirse gozoso de esa falsa sensación de libertad que trae “el conocimiento”. Ya no hay que ir más a comprar las verdades en papel de diarios y revistas; la radio es gratis, las redes sociales también y las publicidades que aparecen en Youtube las puedo omitir, una y otra vez, pero aunque parezca que no, están ahí, invadiendo la lectura, entre noticia y noticia, se pueden cerrar los banners mil veces, pero el precio de la información está ahí. Internet y el abono del teléfono, sí, eso sí hay que pagarlo y el precio de la conversión de espectadorxs a repetidoras ad honorem de las noticias, también tarde o temprano lo terminamos pagando.

 

Los medios masivos funcionan como esos agujeros negros que todo lo absorven, miradas, público, pautas, todo lo que le pase cerca, dejando así el rol de los medios comunitarios relegados a una tarea altamente compleja. Pero ¿qué pasa cuando la mercantilización de la información pone a competir a los medios entre sí? ¿Puede competir un medio comunitario e independiente con un medio masivo? ¿Es justo? ¿Es necesario?

 

A un medio lo conforma un grupo de personas humanas organizadas (a veces verticalmente, otras horizontalmente) para investigar y comunicar lo que pasa a su comunidad de la forma que elija (en el mejor de los casos) o que mejor pueda, sea por un diario o revista, impreso, digital, radio, televisión o internet.

 

Muchas veces los integrantes de un medio comunitario tienen, además de su trabajo en el medio, un trabajo más como mínimo. En muchos casos están igual o más capacitadxs y hasta con un compromiso con la profesión mucho mayor que lxs trabajadorxs de los medios masivos, pero ese no es el problema, o al menos no es todo el problema. El problema es que las noticias no se deberían vender, pero se venden. La desigualdad que existe entre los medios de comunicación es un fiel reflejo de la desigualdad de oportunidades y derechos que tienen distintos sectores de la sociedad. Y esta desigualdad no solamente la sostiene el sector privado conformado por negocios, empresas, lectorxs y trabajadorxs. Sino que también es en gran parte sostenida y alimentada por el Estado, el mismo responsable de velar paradójicamente por la democracia y la igualdad. La realidad es contundente: un medio comunitario recibe en promedio de apoyo del Estado al rededor de 90.000 pesos mensuales, mientras que un medio masivo como Clarín, 322.000 por día. Esa abismal desigualdad que no perjudica únicamente a los medios comunitarios y a sus trabajadorxs, sino también al resto de la población, es una información que obviamente no comunican los grandes medios masivos.

 

Vamos a seguir comunicando lo que pasa en nuestros barrios, en nuestra cultura, lxs artistas, el teatro, la música, el cine, la literatura, las artes visuales y los emprendimientos autogestivos. Y también nos sumamos al reclamo del resto de los medios comunitarios que intentan seguir existiendo, para que quienes estén en el medio repliquen y no tapen lo que la gente necesita enterarse.

 

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