Un recorrido sutil y emotivo por el vínculo de Sol y Lucas que aborda, con recursos simples y mucho talento, los lazos afectivos, el conflicto de la mapaternidad y la necesidad de amar lo que uno hace.
Texto: Tito Dall’Occhio
Fotografías: Pitucos
Una casa en medio del campo. La llanura verde y turgente que la rodea. Un pueblo. Un árbol siendo sombra. Galerías, pórticos y ventanas de madera. La cuerda para colgar la ropa. Una pareja. La música suena bajita en el ángulo de la medianoche. Una pulpería iluminada por un farol. Una cama matrimonial, dos mesitas de luz. Un par de ojos que se desencuentran. El fulgor de un nuevo amanecer y el brillo suelto de una lágrima que lava una sonrisa ¿es posible reinventar los sueños después de los 30?
Retrato de un amanecer es el primer largometraje de Pitucos, un colectivo audiovisual de zona norte que nació y creció con el objetivo de experimentar, explorar y desarrollar el lenguaje cinematográfico poniendo el acento en el proceso y no en el producto. A pesar de ello, nos han entregado numerosos cortometrajes que hemos visto en festivales y salas de la zona. Y en estos días, a partir de la semana del 13 de julio, presentarán su ópera prima en la sala Gaumont, espacio INCAA de la zona de Congreso, Ciudad de Buenos Aires.
La peli nos muestra un momento bisagra de la vida de Sol, fotógrafa, que en la búsqueda de un proyecto de familia se muda junto a su pareja Lucas, hijo de un importante empresario del ámbito inmobiliario, a un pueblo de la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, en este recorrido sus expectativas se transformarán cuando cada uno se encuentre con su verdadero deseo. Esta pareja, como tantas otras, emprende un cambio de vida que reemplace la música de los vecinos por el canto de los pájaros, el cemento por el barro, lo conocido por lo desconocido que podrá presentarse, incluso, como amenaza.
Narrativamente se organiza bajo el concepto del amanecer en su doble rol de metáfora y concreción. Entre los cuadros de una historia contada de forma episódica, sin conflictos rimbombantes ni giros exagerados, se proponen pequeños movimientos internos que experimentan los protagonistas y que en sus gestos percibimos como profundos y resignificantes. El punto máximo de emoción llega al espectador con la escena de una salida del sol en la llanura con una calidad fotográfica impresionante.
Retrato de un amanecer se filmó en 15 días, con un equipo técnico muy chico, sin subsidios y con el gran apoyo de Maipú Cine -un grupo de vecinos vinculado hace varios años a las producciones y festivales de cine de la localidad- que aportó la gestión de locaciones, alojamientos, permisos y actores y actrices en escena. Alejandra Gargiulo, una de las directoras, dijo que “durante el rodaje tuvimos un montón de dificultades que sortear. Teníamos que hacerla en 15 días sí o sí, no nos podíamos exceder. Eso fue lo que nos llevó a poner la cabeza en frío y en modo creativo”.
La trama no esquiva las contradicciones de la generación nacida en los años 80. Varias preguntas existenciales atraviesan la película: desde los caminos sinuosos de la relación de pareja, hasta los mandatos sobre cómo se debe constituir una familia. Una película que busca profundizar en lo humano dentro de lo mecánico en que suele convertirse la rutina. Los mismos realizadores reconocen en el germen del guión sus propios conflictos. “Dentro de Pitucos, dos somos padres y madres, los demás no tienen hijos. A partir de esto se armó una sinergia de ideas hasta alcanzar este relato”, cuenta Pablo Girola, otro de los directores. En la película encontraremos dos posiciones similares en apariencia pero antagónicas en esencia donde cada una tiene su lugar. “Nos gustaría que la película haga reflexionar sobre los vínculos, la comunicación en las parejas y sobre todo la complejidad del amor”, completa Pablo.
No sólo el guión fue resultado de una construcción colectiva, para Agustín Kazah Retrato se puede ubicar en el modelo del cine comunitario donde cada integrante aporta su experiencia en pos de un objetivo común. “Nos unió el deseo de hacer una película. El vínculo con la comunidad de Maipú nos permitió desarrollar un cine de una manera más horizontal, donde todas las voces eran escuchadas y ninguna predominaba en la construcción grupal de sentido”.
Como la gran mayoría de las películas independientes que se estrenan en salas nacionales, la primera semana de pantalla será clave. Invitamos a todos y a todas a acercarse al Gaumont para apoyar esta producción local a partir del 13 de julio y disfrutar, luego de la función, una conversación profunda que, como dijo alguna vez el maestro Mauricio Kartún “sobrevolará la mozzarella del plato”.
FICHA TÉCNICA
Dirección: Alejandra Gargiulo, Pablo Girola, Agustín Kazah.
Actuación protagónica: Florencia Seggiaro, Nacho Albani.
Productor ejecutivo: Gustavo Bozzano.
Producción general: Pitucos Cine, Maipú Cine.
Música original: Diego Lozano.
Dirección de fotografía: Agustín Kazah, Pablo Girola. Guión: Pitucos Cine en colaboración con Maipú Cine.
Duración: 74 minutos, recomendada +16.
DÓNDE VERLA A partir del 13 de julio en el CINE GAUMONT, CABA (incaa.gov.ar/complejo-gaumont).
CONTACTO/REDES @pitucoscine pitucoscine@gmail.com
Un comentario
Excelente película.Sin golpes bajos
Una franca exposición de los actores
.Bellas tomas fotográficas.
El argumento actual que atraviesa una juventud «visagra » !
Felicitaciones ? ?