POLENTA PRIMAVERA

La primavera nos regala los últimos fríos pandémicos y con los últimos fríos qué cosa más rica que una buena polenta. Copate con esta receta. Sin queso, ni carne, ni crema.

 

 

La polenta tiene mala prensa.  Es cierto.

¿Será que nunca le pusiste onda?  Tal vez.

¿Le ofrecés escaso amor? No sé.

¿Dependés de abundante queso, crema y cacho de carne para que tenga sabor? Puede ser.

Que la polenta tenga mala prensa me molesta, por eso voy a defender su moral convenciéndote de que después de esta receta, no hay vuelta atrás. La polenta primavera escalará a tu Top 3 de platos favoritos para atravesar los últimos fríos pandémicos.

 

INGREDIENTES PARA DOS/TRES PERSONAS

Agua (1 litro)

Polenta (250g)

Zapallo (1/4)

Cebolla de verdeo (dos o tres)

Ajo (1 diente, o más)

Cebolla (1 mediana)

Brócoli (un atado)

Zanahoria (1u)

Tomate (1 o 2 medianos)

Aceite de oliva

Sal (a gusto)

 

 

PASITO A PASITO

-Para el ACOMPAÑAMIENTO. Picar un diente de ajo. Cortar la cebolla, la zanahoria y el brócoli como más te guste. El tomate recomiendo cortarlo en cuadraditos.

Una vez que tenés todo cortadito, echás un chorrito de aceite de oliva en una sartén a fuego medio y le mandás el ajito picado. Una vez que se dora un poquito, le mandás la cebolla, la zanahoria y el brócoli. Siempre es sano acompañar la cocción con una cuchara de madera y mientras revolvés cantate una de Silvio Rodríguez que también hace bien. Cuando las verdus estén a tu gusto, recién ahí le mandás el tomate, cosa de que no se te cocine mucho, así te queda semi disuelto ya que la idea no es hacer una salsa, sino más bien, un rico acompañamiento.

Hay quienes son gremialistas de la minipimer y te procesan todo. También está bien, no lo niego, aunque pienso, sería una versión más rockera.

 

-Para la POLENTA. Podés ir poniendo el agüita al fuego lento con sal a gusto, mientras tanto, vas cortando en pedacitos el zapallo y la cebolla de verdeo.

Mientras más pequeño cortes el zapallo más rápido se disolverá, lo cual es fantabuloso ya que la idea es hacer un caldito con estos ingredientes donde se cocinará la polenta.

El verdeo lo cortás como más te guste. Fundamental usar su parte verde, al menos un poquito, es clave. Fijate que el verdeo esté lindo, firme, colorido.

A medida que vas cortando podés ir echando todo al agua, esperar a que hierva y el zapallo se disuelva. Si te gana la ansiedad, podés mandarle pisa papa al zapallo cuando lo veas más o menos hecho. De más está decir que a este caldito podés condimentarlo como se te cante.

Una vez que el caldito hierve, vas tirando la polenta a fuego mínimo. Fundamental hacerlo lentamente mientras vas revolviendo (con amor) para que no se formen grumos. La cantidad exacta de polenta depende de cómo a vos más te guste, tené en cuenta que, cuando se enfría, siempre se endurece. No serán más de uno o dos minutos al fuego lento. Una vez que lograste tu consistencia deseada, apagás el fuego. Y listo. Podés servir.

Una vez servida la polenta podés echarle oliva y polvorico (esto vendría a ser un mix procesado de frutos secos y semillas: almendras, nueces, castañas de cajú, maní, lino, girasol, sésamo, lo que te guste). O bien, levadura de cerveza. O ambas.

Después de esta polenta, decile Oooleee al Covid.

 

¿TE SOBRÓ POLENTA?

Al día siguiente con la polenta fría podés hacer bastones, meterlas al horno en una fuente con un poquito de aceite y dejar que se doren bien.

 

 

 

Texto y fotografías: Guido Zappacosta 

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