Texto: Junio
No te quiero conquistar, porque no sos un territorio y, si fuéramos un poco más pioles todes, en realidad también sabríamos que los territorios tampoco se conquistan, sino que se habitan y viven. Pero así estamos, como topadoras, imponiendo, avasallando, desoyendo. Yo ya no quiero eso. Quiero reciprocidad. Quiero escucharte y que me escuches y que intercambiemos si ambes así lo deseamos. No quiero que seas un depósito de mi intensidad, ni de mis traumas no resueltos, ni de mi carencia.
Quiero quererme bien, tan bien, que no tenga ni que esperarte, ni que salir a buscarte, sino que lleguemos al encuentro, porque sí. Porque nos sale del coño.
No te quiero convencer de que me quieras, yo soy una persona altamente amable en todos los sentidos de la palabra. Cuando me olvido, me hago pequeñita y me motonetizo. Cuando sangro de mi herida de niña. Mirame mirame mirame.
Yo ya me harté de esperar de otres lo que yo tengo en abundancia para darme.
No sé cómo desarmar los mecanismos que tengo introyectados, pero lo que es seguro, esta máquina así funciona mal.
Cuando me encuentro soy libre
Cuando me habito, soy plena
Cuando logro mirarme, veo una maravilla
No te necesito
Es una excusa que me invento para justificar mi ansiedad y mi no saber adónde va la vida.
Quiero dirigir… y orquestar, pero es al pedo. De 40 años que tengo, ya la vida me demostró mil millones de veces que se orquesta sola y que cuando tengo la capacidad de disfrutar la sinfonía que proviene de ella flasheo.
No sé quién sos, solo sé que me atraés, que siento un imán hacia vos, que algo nos conecta. No sé qué va a pasar, no sé no sé no sé. Pero… sí sé que te deseo lo mejor de lo mejor, y eso es amor. Y que quiero vivir desde ahí.