NINA LENZE – El equilibrio de lo cotidiano

 

 

 

 

 

“Cuando llueve lleva su paraguas redondito redondito 

sin mojarse el vestido, juega y juega con los pies en los charquitos,

bailando todos los ritmos, bailando todos los ritmos, ay, Filomena”

Vuelta Canela

 

 

Nina Lenze es Filomena, payasa de nacimiento en su México entrañable. Hija de padre músico y cordobés, hija de madre alemana y docente. Nina es una sopa de idiomas, de costumbres, paisajes y sabores. Desde los cuatro años vive en el mítico barrio de Florida y allí se quedó para cantar, bailar, pedalear entre flores y colores, los ritmos latinoamericanos y de acá a la vuelta también.

 

Hace quince años conformó Vuelta Canela junto a Santiago Reyes, Laura Asensio y Mariano Gora, un grupo de música para chicxs que viene malabareando sus piruetas en distintas salas de la costa rioplatense como alguna vez en el Teatro de La Media Legua, el Taller de la Ribera, Teatro LyF, Centro Cultural Munro, entre otros espacios vecinos rodeados de trenes y de verde.

 

Por la calidad y el compromiso en su trabajo para la infancia es que compartimos una tarde de otoño en su casita al oeste de Vicente López donde llueve y lloverá. En una charla con Timbó, nos preguntamos por su historia, el mercado infantil y cómo hacer de lo cotidiano un juego dulce. A continuación, una sopa de letras conformada por palabras y éstas oraciones que cargan con el deseo de transmitir ideas para dibujar al menos, un cachito de mundo. 

 

 

 

 

 

 

Texto y fotografías: Timbó

 

 

 

¿Recordás alguna obra de teatro o concierto que hayas ido a ver de niña y que lo recuerdes como algo revelador en tu carrera?

Mi papá es músico y de chica siempre estuve rodeada de artistas, actores y músicos, era algo con lo que convivía. Nací en México y he ido a ver varias obras. Me acuerdo una que se llamaba El Dulporito o algo así, que era una mezcla de teatro y títeres. Ese mundo siempre lo tuve muy cerca. Por otro lado, mi papá, cuando se fue a México, se fue con un grupo que se llamaba Nacimiento, con el que hacían sobre todo música popular pero también tenían una propuesta para chicos, con títeres. Mi papá es cordobés y es muy amigo de Liliana Felipe. Ella es mi madrina y en su momento se fueron juntos para México. La pareja de mi madrina se llama Jesusa Rodríguez. Ella es actriz y yo tuve muy buena relación, casi que ella era mi madrina. Tengo el recuerdo y me contaron que desde los dos años jugaba con ella. Un gran recuerdo es que inventaba historias y una vez estábamos jugando a una especie de guerra de las galaxias y, como yo era la capitana mala, fruncía la cara y mis papás se preocuparon porque estuve como tres días con la misma cara de la mala. Se ve que algo me quedó de todo eso. Mi búsqueda siempre fue muy desde el teatro, obviamente unido a lo musical, por mi papá más que nada, y después en el camino fui encontrando el clown, el baile y en Vuelta Canela encontré la sopa con todos los ingredientes donde hasta incluso podía convivir lo económico que en lo artístico siempre es un tema porque uno hace todo a pulmón, te encanta, pero, ¿cómo combinarlo para poder vivir de eso?

 

¿Hasta cuándo viviste en México?

Viví hasta los cuatro años. Yo nací en el 80 y mi papá se fue exiliado en el 70 y pico, y en el 83, cuando volvió la democracia, mi papá tenía hijos de otra pareja y su vida acá, y volvimos. Mi mamá es alemana. Ellos se conocieron en México y en el 84 decidieron venirse para acá, y desde esa fecha vivo en Florida.

 

Desde niña entonces todo comenzó como un juego, seguramente en algún momento hayas tenido que decidirte por algún tipo de formación en relación a tu deseo…

Siempre fue algo que lo tuve como parte de mi vida. No es que dije: “Quiero ser actriz”. De hecho, quise ser arqueóloga, escritora. Siempre muy del mundo de la búsqueda. Es más, hasta los dieciocho años estaba terminando la secundaria y decía: “¿Qué estudio?”, porque por otro lado me daba la duda, decía: “Qué bueno ser artista”, pero la parte social me generaba mucha inquietud, tampoco encontraba una carrera. Mi mamá era docente, entonces la educación estaba muy presente y decía: “Maestra no”, quizás por rebeldía. Como estaba un poco perdida, dije: “Voy a hacer la Escuela Nacional de Arte Dramático y la de expresión corporal”. Eso fue en el 99. Empecé las dos carreras y me enganché más en la del teatro, y entrando en el mundo del teatro y estudiando descubrí un abanico de cosas y descubrí lo que es el teatro antropológico y el clown. Empecé a estudiar con Guille Angelelli y esa fue como mi base teatral actoral; después estudié con Cristina Banegas, Pompeyo Audivert.

 

¿Tienen algún tipo de procedimiento para la creación en Vuelta Canela? ¿Parten de una imagen, una idea? ¿Cómo es?

Investigamos mucho lo que son los ritmos latinoamericanos. Es como nuestra forma de viajar por Latinoamérica y un poquito más allá también. Siempre decimos: “la vueltacanelizamos”. Investigamos cómo es un ritmo, pero después le ponemos nuestro propio condimento. No es una cuestión tan científica, lo tomamos como impulso, así como nos inspira un paisaje, algún viaje, una charla con un niño, y jugamos con eso. Por ejemplo, de mi lado en ese sentido tomé bastante de mi papá que es cantautor, me gusta jugar con las palabras y rimas.

 

¿Cuál creés que es la particularidad de Vuelta Canela para generar lo que generan en su público, tanto en niñxs como adultxs?

Nosotros siempre decimos que cuando uno hace que le gusta, le mueve mucho, lo hace con convicción y lo transmite, eso llega. Con Vuelta Canela nos pasó que tuvimos mucha aceptación del público adulto. Ellos nos vuelven a elegir más allá de que al nene le encanta. Es distinto cuando realmente lo disfrutan de a dos. Después no sé, es un trabajo cotidiano. Hace diez años que estamos, nos va bien pero hay que estar en el día a día trabajando. Siempre mantuvimos eso de hacer todo nosotros, somos totalmente independientes. Por ejemplo, hay que estar detrás de las redes sociales que a veces a uno como artista le cuesta y de repente tenés que acomodarte a lo que hoy en día se usa, pero a la vez encontrar ese equilibrio de no perder la esencia o la identidad como grupo. En eso hay un trabajo constante, a sala llena con gente afuera y a veces no, y cómo igual seguir, en el éxito o en el fracaso, es un trabajo cotidiano…

 

 

 

 

Todo lo que hacemos es político y no me refiero a lo partidario, hay una posición de Vuelta Canela en cuanto al mercado infantil con esta propuesta de recuperar los ritmos latinoamericanos y no reproducir Disney…

Como artista, para un público infantil, hay una gran responsabilidad. A veces se ve como algo peyorativo: “Bueno, total es para chicos, se enganchan con todo”. Y sí, se enganchan con todo pero hay una gran responsabilidad como comunicadores sociales. Hay que tomarse en serio el trabajo de uno y, quieras o no, estás en un rol educador. Después, desde lo más ideológico, nosotros con Vuelta Canela tenemos una postura de poder llegar a todos lados. Creemos que el artista, además de crecer y estar en un lugar importante, siempre tiene que tener esa humildad de estar para todo. Y el intercambio también es muy importante, transmitir lo nuestro y recibir. No es lo mismo Capital que el Interior, una escuela o un teatro…

 

¿Qué elementos hay que tener en cuenta para comunicarse con el público infantil? 

El primer motor tiene que ser algo que a uno le guste. ¡Si uno dice que tiene que hablar de las mascotas porque a los chicos le gustan las mascotas pero a vos no te nace! Vuelta Canela tiene que ver con el disfrute propio y lo que a uno le divierte o emociona. Después, es ver al niño como alguien que está muy abierto y ávido de conocer, pero a la vez muy sincero: si no le interesó, no le interesó. También hay que ir desde ese lugar, con esa misma apertura, no ir con una propuesta cerrada donde no hay ida y vuelta. Eso tampoco funciona. Después, el cuidado del lenguaje y qué temas hablar y cómo hablar para que les llegue. Y eso no es hablar aniñado o no tener un lenguaje más elaborado o usar palabras más complicadas, al contrario, está buenísimo, porque el niño pregunta qué quiere decir tal palabra. No por porque sean nenes hay que decir “autito”. 

 

¿Cuál creés que es el universo de Vuelta Canela?

Nos sorprendemos de las respuestas de los chicos, los padres nos cuentan cómo después en sus casas transforman el querer tocar el violín o el acordeón o jugar en su casa con los personajes. Por ejemplo, Filomena baila con unos paraguas y cómo jugar con esto de lo cotidiano, con algo que sea accesible para los chicos, porque esas obras que son muy rimbombantes, que tienen una producción increíble, te deslumbrás y está buenísimo, pero no está esta cosa de jugar con una cuchara y que después el chico lo pueda continuar en su casa. Para mí, es siempre esa mezcla de lo cotidiano pero que a la vez tenga mucho vuelo. También hay una parte de probar y arriesgarse para encontrar la respuesta.

 

¿Cómo ves a los niñxs en relación a las nuevas tecnologías?

Me cuesta un montón, me choca mucho ver niños tanto tiempo frente a una pantalla y encima cada vez más cosas. Por un lado me agarra la vieja, y más allá de eso que personalmente me cuesta incorporar las nuevas tecnologías, hay que usarlas, estar a la par del ritmo que sucede y no negar. Al contrario, decir: “Bueno, está en lo cotidiano”, cómo encontrar ese equilibrio para que no sea algo que nos tome o que nos invada y que no sea el único elemento con el que se puede entretener a un niño. Uno empieza a notar en los niños ciertas dificultades, cada vez más con problemas de atención y creo que tiene mucho que ver con eso. Nosotros sentimos bastante fuertes esa responsabilidad como padres, artistas y educadores, no negarlo, sino de abrir y mostrar ese abanico de que hay un montón de otras cosas más que están buenísimas.

 

Si lo negás, termina siendo contraproducente…

Nunca funciona mucho lo prohibido… Creo que hay una búsqueda en esta invasión como de querer preservar al niño y que sea especial, y creo que hay que encontrar un equilibrio. Nosotros mandamos a nuestros hijos a la escuela pública y ahí hay una cuestión de relación con todas las realidades económicas, sociales y educativas. Hay familias donde los dos tienen que trabajar todo el día y el nene se queda con la abuela y no le queda otra que ver la tele. Tampoco es fácil decir “debería ser”. Creo que también en esta convivencia está bueno encontrar ese intercambio… 

 

¿Y cuál puede ser una alternativa para generar ese intercambio?

Otra cosa que fomentamos bastante es tanto el juego como la lectura, los libros. Yo siempre fui muy lectora, fanática de los libros. Como adultos, padres, tíos, amigos, como sociedad tenemos que hacer en el propio ejemplo y si uno está todo el día con el celular y decís: “No, vos no podés”. Ahora, si uno está jugando, leyendo, cocinando y comparte cosas cotidianas con los chicos, es como más se transmite.

 

 

 

 

 

 

A veces se construye desde esa poca atención que estamos teniendo como espectadorxs y sobre todo en los niñxs debe ser particular al momento de pensar una canción o un número teatral…

A nosotros nos dicen: “¿Para cuándo el tercer disco?”.  Está bien responder a eso pero tampoco nos vamos a apurar. Es nuestra forma de crear y trabajar, nos gusta vivirla, tampoco decir: “Bueno, lo hacemos cuando queremos”. Después, con los espectáculos para niños, hay una realidad que hay como un tiempo de atención, pero creo que también está bueno generar y lograr esta cosa de que no todo tiene que ser zapping.

 

¿Cuán importante es la música para un niño? Ese espacio que se le daba cuando éramos chicos, por ejemplo, un sábado a la mañana, es un lugar donde nos vamos formando sentimentalmente y creando mundo a partir de estos estímulos…

La música tiene un lenguaje muy universal, algo que trasciende al idioma. En lo cotidiano, en la casa de uno, qué pone uno para escuchar, es importante por un lado una identidad y no decir que el niño debe escuchar música clásica, pongo música clásica y por ahí no me gusta, sino poner lo que a uno le gusta. Si a la mamá le gusta Luis Miguel y baila y el nene se copa… Hay que encontrar el lugar de lo musical en el juego, encontrar esos lugares de tirarse al piso y jugar, de pintar con los chicos aunque uno no sea pintor. Eso en lo cotidiano es re importante, como poner música y cantar aunque no seas músico. Volviendo a la primera pregunta, algo que si me marcó muchísimo fue que a los siete años fui a River al recital de Amnesty con mi papá. Me acuerdo porque me impactó, porque fue algo enorme. Decía: “Me late el corazón”, por el sonido de la batería. Tampoco entendía mucho pero era muy fuerte y me acuerdo que me quedó grabado y fui entendiendo con el tiempo, cuando Sting cantó y subieron Las Madres. Ese recital me marcó en lo importante del rol del artista en lo social y político. Obviamente mis papás fueron por algo y también me influenciaron al ir a ver eso…

 

 

 

 

 
 

 

MOMUSI. Movimiento de Música para Niños y Niñas

 

“El Momusi tiene ya unos cuantos años y empezó con grupos o referentes de la música infantil como el Conjunto Pro Música de Rosario, gente como Magdalena Fleitas, Luis Pescetti, María Teresa del Corral, y lo integran cada vez más grupos, por ejemplo, Los Musiqueros, Cielo Arriba, Canticuénticos, y abarca toda la Argentina. Vuelta Canela está dentro del MOMUSI y cada vez estamos más acostumbrados a compartir con otros grupos, tirarnos data y ver cómo trabajan los otros. Está bueno que se genere un crecimiento mutuo de todos los grupos más que una carrera a ver a quien le va mejor. Este año el MOMUSI se encarga de un encuentro que se llama Mocilyc, que es el Movimiento de la Canción Infantil Latinoamericana y Caribeña, que cada dos años realizan un encuentro donde van todos estos grupos de música y educadores. Este año justo es en Argentina en octubre”. 

 

 

 

 

 

 

 

Santiago, Laura, Nina y Mariano.

 

 

*Esta nota fue publicada en la edición impresa de Timbó en julio de 2017. 

 

 

PRÓXIMAS ACTIVIDADES

-Concierto. Este sábado 29 de enero a las 18hs en Plaza Billinghurst (Primera Junta y Moreno, San Martín) realizarán un hermoso concierto gratuito junto al Grupo CIelo Arriba en el marco “Verano San Martín 2022 10 años”, organizado por la subsecretaría de Cultura de San Martín.

 

-Vacaciones de verano. Vuelta Canela te invita a compartir un Febrero lleno de música, creatividad y juegos. Para niñas y niños de 1 o 2 años con un acompañante. Martes y jueves de 18 a 19.30 hs en La Galerita (Cornelio Saavedra 2269, Munro). Quedan pocas vacantes. Consultas al 153.262.7983.

 

CONTACTO

vueltacanela.com.ar

Facebook.com/vueltacanelatrio

Facebook.com/momusi

 

 

 

 

 

 

 
 

 

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