MERCADERES DEL LENGUAJE ESCÉNICO

 

Intercambios, acumulación y promesas en la 50° edición de la Bienal de Teatro de Venecia celebrada entre el 24 de junio y el 3 de julio.

 

 

 

Texto: Juan Carlos Dall’Occhio
Fotografías: Biennale Teatro 2022

 

 

 

 

Mientras el director y dramaturgo suizo, Milo Rau, manifestaba en la conferencia
posfunción que su manera de entender las artes escénicas parte de una
provocación “a quienes van a ejecutarla” y no a quienes la reciben, me llegó un
mensaje al grupo de WhatsApp del último montaje que hicimos en Buenos Aires.
-Chiques me depositaron la plata de la función del festi en la isla ¿Cómo
repartimos?
Unos días antes había visto la puesta multiplataforma de Rau, como también la de
la entonces artista finlandesa Samira Elagoz, que realizó una increíble e irrepetible
transformación de género sobre el escenario; o a la compañía de teatro-danza
belga Peeping Tom de precisiones coreográficas olímpicas sostenidas durante
casi tres horas. Todo esto en el imponente Arsenal, sede de la Bienal, un
mutiespacio construido en el siglo XII que quedó en desuso para actividades
militares después de la Primera Guerra Mundial y que fue restaurado en la década
del 80 para convertirse en el polo artístico más importante de la ciudadela.
-Che también tenemos que descontar los boletos de la lancha – alguien aportó.
A Venecia y al Delta de Tigre se llega navegando. Podemos arrimarnos hasta los
confines de las islas en tren, en micro, en auto, pero para embarrarse en sus
suelos centenarios es necesario navegar aquellos canales, ríos y arroyos que a
golpe de ojo son bellísimos, pero al mismo tiempo, indescifrables, laberínticos y
por momentos oscuros incluso para quienes los habitamos. Como el teatro.
La Bienal no es el evento teatral por excelencia de Europa occidental, como sí lo
es en artes visuales, pero es un marco de trascendencia lo suficientemente
importante como para inyectar institucionalidad a aquellxs creadorxs alternativos.
“Venezia non produce, conferma”, me había dicho entonces Zoé Lemaitre, una
estudiante de bellas artes que coordinó el área de prensa. Desde que se comenzó
a realizar la competencia en categoría teatro nunca participaron artistas
argentinxs, como sí sucedió en otras áreas. En cine, por ejemplo, se presentará
este año 1985 de Santiago Mitre. Venecia tiene además, cada año, competiciones
en arquitectura, danza y música.
El certamen teatral se tituló: ROT (rojo en alemán) cómo bajada de las decena de
creaciones eclécticas que se presentaron. "ROT es un rasguño, es pasión, sangre,
violencia, crímenes, desesperanza, paz, libertad, perdón, resistencia, cuerpo…”,
dijo en la inauguración Stefano Ricci, Director artístico junto a Gianni Forte.

“Pensamos que la lengua alemana era la más apropiada para conceptualizarla”.
ROT en boca tiene un sonido duro que al ser prenunciada genera una grieta en el
aire, una laceración que habla de un esfuerzo, y un rasguño de los dientes.
-Quedó pendiente descontar la nafta de las funciones en Felisa… Ay- se alzó otra
voz.
Una de las presentaciones más esperadas fue La Reprise Histoire(s) du théâtre,
pieza que reconstruye en cinco capítulos un crimen homoodiante a la salida de un
club gay en la ciudad de Liege, Bélgica. Rau lo hace mezclando el binomio
documental entrevistador-entrevistado, con la estructura de la tragedia clásica
donde la trama anticipa el final. Para el montaje se necesitó sobre el escenario
una cámara y una pantalla para trasmitir en simultáneo, desde otro punto de vista,
lo que se veía en escena. Un carro eléctrico en el que se movía uno de los
personajes, una consola mezcladora de DJ, un Volkswagen Polo gris modelo 2005
(literal) y una lluvia artificial constante. Paradójicamente, en el prólogo de la obra
un actor declara ad alta voce: “En teatro pueden hablar animales, objetos y
muertos sin que nadie ponga en duda su verdad. En teatro todo puede suceder
con muy poco”.
No obstante, la obra con más repercusión no fue propiamente una obra, sino una
perfomance entre grabada y en vivo de Samira Elagoz que dedicó años a filmar su
transformación de género y que concluyó sobre el escenario de la Bienal. Seek
Bromance cuenta la relación entre dos personajes transmasculinos que se
encuentran al comienzo de la pandemia. Las imágenes de video capturadas por
Samira con su colaborador, el artista brasileño Cade Moga, documentan esta
relación desde el primer encuentro hasta la ruptura. Al final de la proyección, la
artista se dirigió al público para confesar que “quería construir el trabajo ficcional
que necesitaba ver mientras luchaba con mi género. Una obra trans en la que no
se tratara de educar a las personas cis, justificar nuestra existencia o ser ejemplos
brillantes y positivos, sino una historia real, en la que lxs protagonistas trans sean
personas complejas y atormentadas, admirables, problemáticas, con las que nos
podamos identificar”. Luego, Elagoz dio fin a su identificación con el género
femenino en un hecho único e irrepetible ante la aclamación del público. El
resultado fue recibir el León de Plata.
-Chiques, si descontamos la nafta y dejamos el punto para la caja nos quedarán
mil pa’ cada unx- sentenció alguien más.
La pregunta que atravesó la 50° edición de la Bienal de Teatro fue sobre la
representación de la violencia y de eventos traumáticos sobre el escenario.
Además de las mencionadas, hubo otras obras que derrumbaron cualquier intento
de relato dramático moderno, como el tríptico de la compañía de teatro-danza
belga, Peeping Tom, de tres horas de duración de puro movimiento y sin el uso de
la palabra hablada; o la obra autobiográfica de Deflorian y Tagliarini,
Sovreimpressioni, un actor y una actriz de la TV abierta italiana en decadencia. En
ROT, la palabra poética estuvo al servicio del cuerpo, a su integridad original; a la

lucha contra la fragmentación, a la pérdida de sentido, del tiempo y de la emoción
y avanzó hacia un lugar del lenguaje escénico que estamos construyendo entre
todxs. Sorprende la poca distancia con lo que se ve en nuestro continente
(salvando los recursos de producción) ¿Será que en tiempos de pantallas y
miradas centrífugas, las artes escénicas devuelve vitalidad y expresión al cuerpo
de manera global? La pregunta se refuerza cuando el jurado decidió premiar con
el León de Oro a la directora brasileña Christiane Jatahy por su trayectoria y por
ser una de las figuras más originales de la oleada teatral transatlántica que ha
renovado la escena europea en las últimas décadas.
En definitiva, las palabras son cosa de todxs. Corporizadas en escena abren el
terreno multicultural y sin fronteras, un espacio de diálogo de intercambio y
mercadeo del lenguaje escénico donde nuestras miradas se encuentran y
registran las vibraciones que sacuden a nuestras sociedades aun cuando nos
referimos a actividades improductivas como el teatro.
-Booé… fue chiques. Acá todo se va a la mierda. Compremos un par de vinos y
cuando vuelvas de Italia nos juntamos a escaviar y nos contás qué onda la Bienal
¿Una locura, no?-

 

 

 

 

Deja una respuesta

Tu comentario es un abrazo compañere (tu dirección de correo electrónico no será publicada).