SOPA DE ZAPALLO



Vivo en la Patagonia hace un par de años. Lo que más me gusta de la llegada del otoño (aparte de la montaña en tonos naranjos y los cielos explotados en colores) es que vuelven las comidas bien calientes. Llegan los primeros fríos y automáticamente pienso en sopas, guisos y comidas al horno.

Compartí muchos años de mi vida con un gran cocinero que me fue enseñando distintas recetas y preparaciones. La realidad es que la sopa siempre me pareció un bajón, pero con el paso del tiempo me fui haciendo cada vez más fanática, casi que fundamentalista de la sopa. Se puede hacer sopa con lo que sea, cualquier verdura que tengas en la heladera puede convertirse en un alto plato. Mi preferida es la de zapallo. Vamos a la preparación.

Cortamos una cebolla mediana, o dos chiquitas, en tiritas o cuadraditos. Sumamos dos dientes de ajo, también cortados en pedacitos.

Para mí la clave en esta sopa es agregarle jengibre, que no solo le da un poquito de picor y frescura, sino que también nos aporta todas sus propiedades medicinales, clave para los meses fríos: estimula la circulación, favorece la digestión y levanta la temperatura del cuerpo (esto lo hace afrodisíaco). Agarramos un pedacito de jengibre, lo pelamos, y lo rayamos o picamos bien chiquito.


 

PASEMOS AL ZAPALLO

Lo cortamos a la mitad y, con una cuchara, le sacamos las semillas, que las vamos a dejar separadas en un boul (después volvemos a esta parte).

Toca pelar el zapallo. Si tenés un buen pelapapas podés ir con eso. Si no tocará pelarla con un cuchillo (no uses un serrucho normal, siempre mejor una cuchilla). En este caso recomiendo cortar las mitades en cuatro pedazos e ir pelando. Tengo una gran tendencia a cortarme los dedos, así que mi consejo es que se concentren en este paso.

Una vez pelado el zapallo, lo cortamos en cuadraditos. Esta parte es clave: cuanto más pequeños los cubitos, más rápido se van a cocinar.

Ponemos a calentar en el fuego una olla mediana (en realidad el tamaño de la olla es directamente proporcional al tamaño del zapallo), le ponemos un poco de aceite y, cuando está lo suficientemente caliente, tiramos el ajo, el jengibre y la cebolla (sí, en ese orden). Dejamos que se cocine unos minutos, y si vemos que se pega un poquito le tiramos un poco de agua. Agregamos sal y pimienta.

Cuando vemos que la cebolla está más blandita, tiramos el zapallo. Mezclamos todo, lo dejamos uno o dos minutos y agregamos agua a la olla (si está caliente o tibia, mejor). La idea es cubrir todo el zapallo con el agua. Tapamos y dejamos que se cocine a fuego lento. Cuando vemos que el zapallo se desarma, tenemos lista la sopa*.

Si te quedó un poquito de queso cremoso en la heladera, es tu gran noche. En ese caso, lo cortás en cubos y lo ponés en el plato o boul donde vas a servir la sopa. Queso rayado también va joya. Y si estamos a fin de mes y no hay ni rastros de queso, tranca, la sopa va a ser una fiesta igual.


BONUS SNACK: ¿CON LAS SEMILLITAS QUÉ HAGO?

Volvamos a las semillas del zapallo. Si estás en cuarentena, es decir, tenés todo el tiempo del mundo, y cualquier actividad que lleve más de media hora es un programón, podés separar la pulpa que quedó pegada en las semillas, las lavás un poquito y las dejás escurrir.

Calentás una sartén con una pintadita de aceite y tirás las semillas. Tardan un ratito en secarse. Cuando veas que no brillan (por el agua), les tirás un poco de sal y algún condimento que te guste. A mí me cabe el ají molido. Cuando las escuches «explotar», ya están listas. Te conviene usar un fuego bajito. Las podés tirar en el plato de sopa o matar la ansiedad y picarlas antes de que esté lista la comida.

* En la separación de bienes con el gran cocinero, no me tocó quedarme con el mixer (o mini pimmer). Así que ahora defiendo a muerte las sopas con pedazos de verdura enteros (por eso corto el zapallo bien chiquito). Si tenés un mixer o una licuadora, cuando el zapallo se desarma podés mixear o licuar, y lo dejás en el fuego un ratito más hasta que vuelva a hervir. Ahí te queda tipo sopa crema. (Para mí está sobrevalorada la sopa crema. Nada tiene esto de despecho o resentimiento hacia la separación de bienes).


ZAPALLOS Y CALABAZAS (CURCUBITACEAS)

Aclaración: el zapallo suele ser más bien redondo, con cáscara oscura (la variedad más común es el zapallo inglés). La calabaza, o anco, tiene la cáscara bien clarita, una base redonda y una parte más bien alargada.



Texto y fotografía: “Tota” Marthi

Collage: Manuela García Cambón

 

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