En alguna cocina del barrio de Virreyes, cerca del mediodía, Nelson llega a los ponchazos a la casa de su abuela. De brusco, golpea las plantitas del patio. Se asoma por la ventana y ve a su abuela con una sonrisa tierna con su clásico delantal con pechera. Le chista mientras se lava las manos.
Nelson: ¡Abuela! ¿Qué vamos a comer de rico hoy?
Abuela: ¿Hola, no?… vamos a comer arroz que sobró de ayer.
Nelson: No, abuela. No quiero comer arroz otra vez… Ya no puedo hacer caquita.
Abuela: Bueno, mijo, hoy voy a mostrarte una manera de recauchutar ese arroz que tenemos en la heladera, de manera fácil y rápida. Como decía el abuelo: “La comida no se tira”.
Nelson: Abuela… ¿Otra vez te quedaste viendo Cocineros Argentinos por Youtube toda la noche?
Abuela: ¿Qué sos mi papá? Sólo me ví cuatro capítulos. Es más, me acosté tempranito. Tipo 3 y moneditas nomás.
Nelson: Basta, abuela. Te voy a llevar al doctor. La seño de la escuela me dice que hace mal estar mucho tiempo con el celular.
Abuela: Tenés razón, Nelson, pero hoy te voy a enseñar una receta épica: “Los estrambóticos buñuelos de la abuela”.
Nelson: ¡Ves! Hasta hablás como “El cala”. Mirá que le voy a contar a mamá.
Abuela: Cállese y preste atención, maleducado de morondanga.
Nelson: Si me criaste vos, abuela, ¿qué decís?
Abuela: ¡Chist!! ¡Cállese, le dije! Y respete a sus mayores. Como les decía al inicio a través de una escena cotidiana, les voy a dejar los secretos de la fabulosa fórmula para hacer “Los estrambóticos buñuelos de la abuela”.
Nelson: Abuela, te estoy escuchando yo solo. ¡No hay nadie más acá!
Nelson se acomoda al costado de su abuela frente a la mesada de mármol.
Abuela: ¡Que te calles! Prestá atención, que cuando seas grande y si vuelve un gobierno de esos de porquería neoliberal, y Dios quiera que no, esta receta le va a salvar la vida a más de uno porque es baratita y nutritiva.
Nelson: Abuela… ¿qué es el neoliberal?
Abuela: Yo ya estoy grande para estas cosas. Preguntale a tu mamá. Ahora escuchá. Para preparar “Los estrambóticos buñuelos de la abuela”, vas a necesitar:
Receta:
3 personas (5 buñuelos per cápita) más ensalada de verduras de estación.
ATENCIÓN: Receta válida para acompañar con mates a la tarde, picaditas vegetarianas o gobiernos neoliberales.
Arroz (¾ de taza)
Harina 000 (1 taza y media)
2 huevitos
Agua (1 taza)
Sal (a gusto)
Perejil deshidratado (a gusto)
Aceite (un poquito en la sartén)
Nelson: ¿Y qué hago con todo eso?
Abuela: ¡Si serás pibito, che! Vos anotá. Ahora continuamos. Primero, ponés la taza y media de harina 000 en un bowl con los 2 huevitos, el perejil deshidratado, la sal y la tacita de agua. Después, batis todo, todo, todo hasta que se te haga medio “chirle”. Una vez que batís todo esto, le echás el arroz y lo mezclás todo, pero bien mezclado, ehh.
Nelson: ¿Y ya está? ¿Se come así?
Abuela: JAJAJA, saliste ansioso como la abuela. Vení que te doy un beso.
La abuela le da un beso en la frente a Nelson.
Nelson: Te quiero, abu. ¿Te puedo ayudar?
Abuela: ¡Por supuesto, Nelson! Mirá, prendete la hornalla. Sacate la sartén de ahí abajo, ponele un poquito de aceite y dejalo a fuego medio.
Nelson: ¿Así?
Abuela: ¡Perfecto! Ahora dejame a mí, que esta parte es peligrosa. Lo que tenemos que hacer es: con un cucharón agarrar un poco de la mezcla y tirarla suavemente en la sartén con el aceite. Acá está el yeite de los buñuelos. ¡Ojo! Se los enseño pero no se lo digan a nadie. Ahí les va.
Nelson (sentado en la mesada de mármol): Abuela, ya te dije que estoy yo solo en la cocina.
Abuela: BÁJESE DE LA MESADA DE LA ABUELA, MIERDA CARAJO. El secreto está en tirar la mezcla e instantáneamente hacer movimientos de tire y afloje de manera intermitente hasta que los buñuelos se inflen.
Nelson: ¿Cómo los globos?
Abuela: Sí, Nelson, como los globos. Cuestión que cuando se inflan, los das vuelta y esperás a que se doren del otro lado. Una vez doraditos, los sacamos y ¡PUM! Ya está. Una comida rica y nutritiva.
Nelson: Pero, abuela, ¡tiene aceite!
Abuela: ¡Bueno, che! Te comés los buñuelos con una ensaladita de zanahoria y tomate. Listo. Esto fue Cocineros argentinos!
La abuela ríe con una suave carcajada de satisfacción y ternura.
Nelson: ¡Abuela, estamos en tu cocina! Y además no somos Cocineros argentinos… somos cocineros de Virreyes.
Texto y fotografía: Franco «Pepe» López
No hay mejor homenaje que el reconocimiento a tiempo.
Ensalzar a las heroínas silenciosas o héroes silenciosos entrados en años en también honrar la vida.
Felicitaciones
¡Qué buen Sin queso y crema, Kudra! De los mejores!