Texto: Coral Barcos / @coralbarcos
Fotografía: Héctor Serres
Caminando por San Isidro con las amichas me encontré con el libro de la Claudia en una vidriera de Cúspide. Y mientras tomaba esta foto sentía la misma alegría de aquella vez cuando vi en Instagram que la habían publicado en España, editado nada más y nada menos que por la rockstar de la literatura, la gran Mariana Enríquez. Y bajo el sello de la editorial Barret.
Uno de los tres últimos libros de Claudia que por primera vez no son autoeditados ni hechos por ella misma, con todo lo que eso implica. Al fin las editoriales se sacaron las vendas de los ojos. El mundo leerá a la Claudia. Comienzo a creer en la justicia poética.
Cuando la conocí personalmente el año pasado, me dijo: “Ya estoy vieja y cansada de hacer todo yo sola, incluso vender de mano en mano mis libros. Ya estoy solo para sentarme a escribir y nada más”.
Por eso me pongo tan feliz al ver que las editoriales la publiquen, esa es la venganza y la reivindicación de las que no tenemos voz. Para que nadie salga ileso de esa bomba salvaje, resentida y marginal. Y que ante tanta generosidad desperdiciada, ahora paguen para oírla gritar.
Cuerpos para odiar es el viaje al corazón candente de Santiago, es meterse dentro de un prisma que tajea la carne. Es el taconeo hipnótico cual cola de cascabel, de una silueta travestiril que se pierde en la noche junto al humo de un cigarrillo. Es la risa salvaje. El negocio del cuerpo. El regateo de los clientes. La sordidez de la calle y la brutalidad policial. Es una travesti diciendo que es muy tonta, para que entiendan que los tontos son ustedes en no darse cuenta que la filosofía travesti no necesita títulos universitarios ni académicos para hacer lo que hay que hacer. Ella solo escribe y ya.
Cuerpos para odiar es el devenir travesti en la pobreza absoluta. Es el hambre y rechazo implacable de la sociedad. Es nuestra realidad cruel esquivando el odio y las balas.
Su escritura es un vidrio roto con el cual hacerse un corte en la palma de la mano y sellar un pacto con ella. Uno de sangre travesti. Porque la hermandad no es una cuestión generacional. Ese es un saber que se transmite de una a otra.
El año pasado Claudia nos visitó. Vinilo fue una jornada de poesía travesti, flores en frascos y micrófono abierto. Ahí me regaló la versión anterior de este libro. La artesanal. Y me lo firmó. Nos compartió muchos de sus textos esa noche, incluso inéditos, con tanta generosidad.
Este año volverá para la FIL de Buenos Aires. Vayan y compren sus libros, y si pueden que se los firme también. Quizás hasta tengan suerte y la oigan leer. Háganse ese regalo. O a otra persona que quieran. Compren este libro. Porque no solo es una recopilación de textos de una de las escritoras y referentes del movimiento travesti trans latinoamericano más notable de estos tiempos. No es solo eso, no, CUERPOS PARA ODIAR son esas palabras escritas a puño y letra sobre el propio cuerpo de una autora que ama.
Así escribe
Porque se cree que lo diferente es grotesco y monstruoso, he sido tan odiada que tengo razones para escribir. Nunca fui una esperanza para nadie. Junto las letras y escribo mediocremente sobre el vacío. Escribo porque no he sido la única. Con mis amigas travestis hemos sido rechazadas porque el cuerpo es sagrado y con él no se juega. Por eso escribo, por todas las travestis que no alcanzaron a saber que estaban vivas, por la culpa y la vergüenza de no ser cuerpos para ser amados y murieron jóvenes antes de ser felices. Murieron sin haber escrito ni una carta de amor.
Cuerpos para odiar
Claudia Rodríguez
Editorial Barret
2024
240 páginas
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